Page 87 - LaVoz2012
P. 87

TESTIMONIO








Haber nacido y crecido en la “Villa” me brindó la 

oportunidad de rodearme de culturas tan heterogéneas 

como lejanas las unas de las otras. Más de una vez 
pensé que mi visión sobre la vida y el mundo era muy 

sesgada, ya que hice desde jardín de infantes hasta el 

último examen de mi carrera universitaria no solo en 
el mismo pueblo, sino en la misma Institución. Pero con 

el pasar de los años pude comprobar que la formación 

que recibí en la UAP consistió más que en simples 
conocimientos académicos, en una combinación de 

componentes que me hicieron crecer como persona 

en aspectos que de otra manera probablemente no 
hubiera desarrollado.



Creo que de eso se trata justamente el concepto de 
“educación integral”, de abarcar los aspectos intelectuales, 

físicos y espirituales en un mismo entorno. La UAP te 

ofrece la oportunidad de formar amistades duraderas que 
de alguna manera se convierten en una “familia adoptiva”. 

A su vez, tenés la posibilidad de participar en actividades 

recreativas y culturales, de formar parte de conjuntos 
musicales y equipos deportivos, de tomar clases de 

idiomas y de involucrarte en innumerables oportunidades 

de crecer de manera integral.


Debo confesar que probablemente hoy, como 

profesional de Ciencias Económicas, no pueda deinir el 
concepto de plusvalía según Marx, o no pueda nombrar 

las fuentes del derecho procesal. Los conceptos 

académicos pueden llegar a ser los mismos en cualquier 
institución académica, pero la formación de vida que 

uno adquiere en la UAP es única.


Hoy, estoy en el inicio de mi carrera como profesional, 

seguro de que tengo más que un título bajo el brazo. Los 

conocimientos especíicos para las tareas a desarrollar 
vendrán con el tiempo y el ejercicio de la profesión. Pero 

las experiencias vividas durante mi paso por la UAP me 

acompañarán siempre como un vivo recuerdo de que 
mi tarea aquí es tratar de suplir “la mayor necesidad del 

mundo”. Esto implica ser un hombre que no se venda ni 

se compre, de ser honrado y sincero en lo más íntimo 
de mi alma, de no temer dar al pecado el nombre que 

le corresponde, que mi conciencia sea tan leal al deber 

como la brújula al polo, y de mantenerme de parte de la 
justicia aunque se desplomen los cielos.



Juan Fernando Reichel
ex alumno de FACEA








   85   86   87   88   89